
1797-1799

En 1793, Goya padece una grave enfermedad que lo deja sordo. Algunos historiadores y estudiosos defienden que este hecho marca un punto de inflexión en su producción. La enfermedad lo aboca paradójicamente a la libertad creativa y lo lleva a explorar una nueva línea temática original, que comienza en 1797 con los Caprichos.
En el siglo XVIII, la palabra «capricho» define las obras realizadas por los artistas por iniciativa propia, sin que haya ningún encargo. En los Caprichos, Goya critica a la sociedad del momento presentando situaciones esperpénticas que también denuncian a sus compañeros ilustrados.
Temáticamente, funciona como un conjunto costumbrista que retrata la ignorancia y la miseria, la corrupción del poder, los abusos de la institución eclesiástica, la incultura, la desigualdad y las supersticiones, y que acaba derivando en un imaginario fantasioso, entre personajes grotescos y monstruosos, brujas y seres fantasmagóricos.
La publicación de la serie produce un gran escándalo entre la sociedad madrileña, hasta el punto de que el artista se ve obligado a retirarla de la venta pocos días después de anunciarla, temiendo represalias por parte de la Inquisición.
«Cuando acaba de grabar su colección de estampas caprichosas a últimos de siglo, Goya está ya de espaldas al siglo XVIII y cara al XIX, de manera que los Caprichos ofrezcan una recapitulación del modo de pensar y de sentir de toda una época determinada, o sea, epílogo de la Ilustración, y a la vez prólogo o más bien visión anticipada de la nueva época por venir».
Edith Helman, Los "Caprichos" de Goya, 1971