
1810-1815

Esta serie, formada por 80 láminas, se mantuvo inédita hasta 1863, treinta y cinco años después de la muerte del artista. Con los Desastres de la guerra, Goya se convierte en un cronista de la Guerra del Francés (1808-1814).
Para mostrar la violencia y crudeza del conflicto armado no escatima en detalles, con representaciones de cadáveres amontonados y cuerpos mutilados, abusos y violaciones, en escenas que muestran los estragos de la guerra. Las imágenes se acompañan de citas elocuentes que enfatizan el drama, a menudo reproducido por medio de la figura de la mujer. Sin embargo, estas estampas trascienden el testimonio histórico de un conflicto concreto, y pueden leerse hoy como un grito universal contra la violencia y la guerra.
Considerada la serie menos unitaria de las cuatro, los Desastres (que inicialmente se titulaba Fatales consecuencias de la sangrienta guerra en España con Buonaparte. Y otros caprichos enfáticos) se cierra con los «Caprichos enfáticos», un compendio anticlerical y crítico con el régimen absolutista, que conecta con las imágenes alegóricas de la serie de los Caprichos.
«Es el horror frío, desprovisto de heroísmo o incluso de hálito sublime, la muerte es un horror al que nos enfrentamos directamente, casi por sorpresa; somos observadores impotentes de la tragedia»
Coca Garrido. "Caprichos": Pinturas y Grabados de Goya, 1998