El control de la sexualidad y la fecundidad femenina ha sido la clave del poder patriarcal. En nuestra sociedad occidental y contemporánea la opción de no querer ser madre se ha normalizado desde hace muy poco. Después de no pocas luchas y no pocos fracasos y penas, finalmente, a partir de los años ochenta del siglo XX, las mujeres conquistaron el derecho a no ser madres, y pudieron poner fin a la idea de la maternidad como destino natural de todo cuerpo femenino.
Si históricamente la maternidad se inicia como un hecho absoluto, como un cumplimiento con la ley natural, actualmente –aunque no en todas partes– es ya una elección libre y personal. Y eso ha sido gracias a la lucha y reivindicación por el control del propio cuerpo de tantas que nos han precedido.
No. ¿Y por qué? Cuando se responde con una negación, siempre se recibe una pregunta que en sí misma es juzgadora, que pide una explicación innecesaria al «no» a un privilegio biológico, el de un vientre voluminoso y fecundo, que se ha convertido también en una presión social, una exigencia más que debe añadirse a la de la estética y a la profesional. La respuesta a la imposición de la maternidad, finalidad de todo cuerpo femenino durante siglos, ha sido rebelarse. Contra los dedos acusadores que salen de las mangas de las sotanas negras que convierten en pecados decisiones libres. Contra los hombres que se han erigido en el poder para sentenciar sobre un cuerpo que no les pertenece. Y contra la ley formulada por los hombres se han levantado los brazos de las mujeres para clamar su derecho a decidir, ellas. Abortar es un derecho, una opción y no el estigma que es. Y no concebir, también. Y en ambos casos necesitamos máscaras, todavía. La sociedad justifica este «no» a la maternidad como una renuncia, una incapacidad, una circunstancia que ha impedido el ideal de feminidad completa. La mujer que no es madre debe tener motivos para no serlo. La no madre por elección es una mujer que ha salido del cuadro, del estereotipo hegemónico. Es tabú, una incomodidad.
Gemma Busquets Ros