En sus inicios fue un convento religioso y durante la Guerra de Sucesión, en 1707, fue transformado en el fuerte de Els Caputxins, un nuevo equipamiento militar de defensa de la ciudad. En este lugar ya se había establecido la defensa avanzada de los fuertes de la Reina Anna y del Conestable en el siglo XVII.
Durante el primer sitio de la Guerra de Independencia (1808), el primer cañón que se disparó fue desde este fuerte. En 1814, cuando las tropas francesas abandonaron la ciudad, destruyeron todas las fortificaciones y el fuerte fue dinamitado. En 1924, se reconstruyó el polvorín, no muy lejos de otro que ya existía. De esta época también datan las dos garitas que todavía siguen en pie y se pueden visitar.