Cristina Massanés Casaponsa
“Mujeres valerosas que han llevado a cabo prácticas de paz en un contexto de guerra”
Eulàlia Martí, de Campdorà. Beatriu Puyol, de Bordils. Francesca Sestries, de Medinyà. Joana Tomàs, de Madremanya. Y así hasta 115 mujeres. De octubre de 1448 a febrero de 1449, y con una presencia activa de mujeres, 10 000 payeses se organizaron y allanaron el camino para articular un nuevo espacio social y político. En 1486, tras años de lucha, la Sentencia de Guadalupe abolió la remensa y los conocidos como «malos usos». La historia de las mujeres del Sindicato Remensa está relacionada con un episodio que se vivió en Girona siglos más tarde cuando, ante la crueldad del asedio napoleónico, en 1808, un colectivo de mujeres se dirigió al general Álvarez de Castro para comunicarle que se querían organizar en estructura militar para cuidar de los que luchaban. De esta manera se crearía la Compañía de Santa Bárbara. Durante los sitios de 1808 y 1809, ubicadas en los baluartes y los tramos de muralla de la ciudad, doscientas mujeres socorrieron a los heridos y alimentaron a los soldados, cocinaron para ellos y les proporcionaron agua, vendas y munición. Una larga cinta roja en el brazo izquierdo las identificaba entre los heridos y la ciudad doliente.
Las payesas de Remensa y las heroínas de Santa Bárbara son mujeres valientes que hoy ocupan un lugar en los depósitos de memoria de la ciudad. El Museo de Historia de Girona conserva la maqueta de tierra cruda modelada que Fidel Aguilar hizo para un proyecto de memorial a las Bárbaras, así como los retratos de algunas de ellas, como el de Raimunda de Nouvilas Pagès. El Libro del Sindicat Remença de 1448 recoge los nombres de las mujeres y los hombres que participaron en las reuniones y en 2013 fue incorporado al Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO. Se conserva en el Archivo Municipal.